El cambio climático nos ha hecho replantear las fuentes de energía que utilizamos, con el fin de minimizar la huella ambiental. Los combustibles fósiles, principal sustento energético en la actualidad, son uno de los elementos más contaminantes para el entorno, desde su extracción hasta el final de su vida útil. Por eso, en los últimos años se ha intentado extender los usos de la energía solar, pues las ventajas que esta ofrece frente a otras fuentes la convierten en una de las apuestas más sostenibles.
¿Cómo funciona la energía solar?
Sacar partido de la energía solar significa aprovechar la radiación que viene del sol para transformarla y hacerla utilizable por los seres humanos. Esto se hace a través de la energía térmica y la eléctrica, con las cuales se puede cubrir la mayor parte de nuestras necesidades cotidianas.
La energía solar térmica se produce gracias a colectores solares que captan la radiación para transformarla en calor. Este se transporta a través de circuitos que tienen un líquido caloportador o fluido solar, y lo lleva hacia otros componentes del sistema. Su principal objetivo es elevar la temperatura del agua de uso diario, pero también puede funcionar para la calefacción de espacios.
Por su parte, la energía solar fotovoltaica se obtiene a través de paneles compuestos por celdas de silicio que transforman la luz en electricidad. En este caso no hay una etapa de producción de calor, sino que la energía generada pasa directamente a satisfacer la demanda doméstica o complementar la red eléctrica.
Principales usos de la energía solar en el hogar
Suministro eléctrico
Generar electricidad en casa es, quizás, la aplicación más importante de la energía solar. De esta forma es posible iluminar el lugar y cubrir los requerimientos energéticos de todos los aparatos que se encuentren en él. Así se reduce o elimina la dependencia de la red tradicional, lo que supone un paso crucial en el camino hacia un hogar autosustentable.
Calefacción
Es otro de los usos principales de la energía solar, en especial en las épocas más frías. Se hace a través de colectores solares instalados en el exterior de las casas o edificaciones. El calor obtenido se puede utilizar de forma constante para generar agua caliente y como fuente de calefacción general, e incluso para climatizar piscinas. Sin embargo, está la opción de almacenarla y usarla solo en momentos específicos.
Refrigeración de ambientes
Durante los días calurosos también se puede utilizar la energía del sol para refrescar las habitaciones. Como es lógico, el proceso no es directo como en el caso de la calefacción, sino que la radiación se transforma en energía eléctrica para alimentar aires acondicionados, ventiladores y demás equipos.
Generación portátil
Aprovechar la energía solar no se limita a hogares o empresas con costosas instalaciones fotovoltaicas. En cambio, hoy en día existen generadores portátiles capaces de captarla, almacenarla y distribuirla a través de distintas salidas como conexiones AC o USB. De esta manera es posible trasladar energía a todos lados y alimentar aparatos eléctricos sin importar el lugar.
Las ventajas de la energía solar
La expansión que ha tenido el uso de la energía solar en los últimos años no es casualidad, sino que se debe a las ventajas que ofrece en comparación con otras formas más tradicionales:
- Sin huella de carbono: su producción no implica la emisión de gases contaminantes que se acumulen en la atmósfera, por lo que no incide de forma negativa sobre la capa de ozono.
- Sin residuos: no hay productos sólidos o gaseosos que requieran un uso específico para su desecho, como sí sucede con el carbón, la gasolina o la biomasa.
- Renovable y sustentable: depende de una fuente natural inagotable: el sol. Esto no solo resulta muy eficiente, sino que no compromete los recursos de futuras generaciones. Además, hablamos de una materia prima gratuita y al alcance de todo el mundo, aunque con variaciones de disponibilidad.
- Respetuosa con la biodiversidad: otras energías renovables, como la eólica o la mareomotriz, afectan las aves y los peces, respectivamente, mientras que la solar no impacta en la fauna de ningún medio.
- Inversión de futuro: aunque la instalación supone un desembolso inicial importante, tener paneles fotovoltaicos se convierte en un ahorro de electircidad a largo plazo, en especial si consideramos las subidas en el coste de la electricidad.
- Puestos de trabajo: su auge se transforma en fuente de empleo en de diversos sectores, desde la ingeniería hasta los servicios residenciales, lo que impulsa el desarrollo económico local.
- Seguridad: no representa ningún riesgo para la salud, como sucede con los hidrocarburos o la energía nuclear. Aunque la radiación es la fuente inicial, se transforma y nunca entra en contacto directo con los seres humanos.
Los usos de la energía solar son cada vez más variados y flexibles, tanto en el ámbito doméstico como en el industrial y el comercial. Esto se debe a que es una alternativa ecológica, sostenible y con un enorme potencial de desarrollo. Por eso no sorprenden todos los avances hechos en esta materia, pues apostar por ella ahora es adelantarse al futuro.
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